Mariano Ballester

Padre Mariano realizó sus primeros estudios en Murcia; tras el ingreso en la Compañía se trasladó a Alcalá de Henares para los estudios de filosofía y a Granada para los de teología. Ejerció su magisterio en Villafranca de los Barros, su primer destino tras la ordenación; de allí pasó a Roma en 1973 para un año sabático, año que se convirtió en casi 50 años de servicio en la Compañía en Roma. El padre Arrupe le pidió, en 1974, que trabajara en la Curia como asistente del padre Luis González, director del Apostolado de la Oración. Desde entonces, el ministerio del padre Mariano estuvo siempre centrado en el acompañamiento espiritual, en la oración y en la meditación.
La oración no era para el padre Mariano únicamente una experiencia personal, sino que se convirtió en su apostolado. Desde su llegada a la Curia Generalicia organizó cursos de oración profunda para todo tipo de personas, de diversas convicciones religiosas, hombres y mujeres, laicos y laicas, religiosos/as. Siempre tuvo un gran respeto y valoración para todos los que pensaban de forma diferente a él. Además de la actualización de los ejercicios ignacianos a través del cine, desarrolló modos de oración que incluían aspectos de la espiritualidad oriental. Todas estas experiencias confluyeron en la MPA, meditación profunda y autoconocimiento, que se convirtió en una asociación laica en 2009. La apertura a aprender cosas nuevas era una de sus características. La novedad del Evangelio de Jesús, al cual mantenerse fiel pero adaptado al cambio de la mentalidad actual, ha sido siempre su inspiración.
El padre Mariano acompañó espiritualmente a numerosas generaciones de jesuitas y a muchas otras personas, incluso jovencísimas, que lo buscaban por su capacidad de escucha, de misericordia y de diálogo con las situaciones más variadas. Sin lugar a dudas, la diversidad cultural en el Collegio del Gesù le abrió nuevos horizontes de conocimiento y comprensión. Fue sobre todo un verdadero Padre acogedor para muchos que se sintieron amados incondicionalmente y apreciados en la propia diversidad.
Un aspecto de la personalidad del padre Mariano, que no hay que olvidar, era su dimensión artística, que se manifestó incluso en su propuesta de renovar la mencionada capilla Mater Societatis y en tantos platos de cerámica pintados por él y regalados a otras tantas personas.
Al final de su vida le oímos decir a menudo: “gracias, gracias, gracias”. También nosotros damos gracias a Dios por la vida y el ministerio de Mariano, expresión del “tanto bien recibido” de los Ejercicios, que le llevó a servir con amor y amar en el servicio.
"Ciertas personas importantes, como tales, no están ya con nosotros ahora, ero su espíritu está aún aquí y
en consecuencia es nuestra responsabilidad decidir que dicho espíritu permanezca vivo o no, depende de
nosotros. Por eso debemos utilizar el instrumento de su maravilloso pensamiento o de sus maravillosas
ideas y asumirlas como nuestras. Así su espíritu permanecerá vivo y podrá ser más eficaz. Solo un recuerdo
o cualquier celebración no son suficientes si no continuamos su obra "
(Tanzin Gyatso, XIV Dalai Lama)
(Tanzin Gyatso, XIV Dalai Lama)